LA TRANSPARENCIA DE LO ENIGMÁTICO


Foto del cuadro La Diosa de la Fortuna ¿Cuáles son los secretos de las creaciones de Lorenzo Ugarte? Si acaso se pueda hablar de secretos... La entrega profunda del artista a su obra, con alma y cuerpo, hace que, a través de un cromatismo intenso, cualquier "secreto" se revele, se resuelva. Se revela forzado por una luz negra que rodea un azul denso que se manifiesta en todas sus graduaciones, en todas sus facetas de un brillo que causa el fin de cualquier secreto: la transparencia.
Lorenzo se muestra en su obra como un maestro del colorido; en una de sus últimas creaciones, el "Retablo de la Buena Suerte" (1991), aplica toda la riqueza de su color preferido: el azul. Aparentemente personificada en una máscara, la "buena suerte", como una esfinge pero al mismo tiempo, con una triste ternura congelada, parece oscilar entre un azul más frágil y un gris que refleja de esta manera los límites de sus posibilidades. Y contrastado el anillo en la cuerda: su azul denso anima al pobre mortal a tirar, a probar su suerte en un mundo cada vez más frío e inhabitable. La figura muestra el interior pálido de sus manos - mira, te doy lo que tengo - nada / ya que la suerte está en tus propias manos / dentro de los límites / que los dioses existentes o inexistentes / te pongan / azul azul frío azul / intenta convertirlo en algo cálido / en el carmesí de la llama / a través de un beso de tu alma -.
El cromatismo en Lorenzo Ugarte rompe incluso con la simbología del color. Mientras que, en los mares del norte, se habla de un "frío azul", la gran fuerza pictórica, concentrada en todas las posibilidades que ofrece su color preferido, nos confronta con mundos profundos detrás de lo meramente fenomenológico. La tensión entre ese azul pálido y el azul hondo crea esas vibraciones entre el espacio aparentemente oculto y la "superficie" visible. Esa riqueza pictórica permite al frío convertirse en algo cálido, soñar con otras dimensiones y abrazar una aurora que abarca esperanzas, saudades, deseos ocultos...
La obra de Lorenzo Ugarte está situada entre la pintura, la escultura en su versión contemporánea y el "collage". Los atributos de este último, como los trapos, las cuerdas, el viejo ropaje desgastado y objetos de uso cotidiano, parecen ser algo como un "esplendor de la ruina"; sin embargo, no se trata de una mera ornamentación. Cada detalle adquiere una significación propia, pero, al mismo tiempo, se encuentra en una tensa relación dialéctica con la totalidad, aparente y oculta, de la obra.
La creación artística de este nivel invita al contemplador a una mirada adecuada, a una reflexión que vaya más allá de algo "encajado". La actitud profundamente humana de su creador, que se refleja en su obra, lo hace posible.


Jürgen Misch